“No nos sorprende, porque esta es la consecuencia de la inacción de quienes tendrían que cuidarnos. Los cadetes lo vemos y lo sufrimos a diario. Lo más grave que estos robos se están volviendo más violentos”, explicó Hugo Santucho, titular del gremio que nuclea a los trabajadores del sector. Desde hace meses ellos vienen denunciando la situación y periódicamente organizan marchas por el centro de la ciudad.
Durante enero, según registros del Ministerio de Seguridad, sólo en San Miguel de Tucumán se denunció el robo de 132 motos. El promedio de sustracción mensual del año pasado fue de 75. Es decir que el incremento supera el 80%.
El informe reveló que el 57% de los robos se produjo sin el empleo de armas, es decir que las motos fueron sustraídas de los lugares donde las habían dejado estacionadas los propietarios (en la jerga policial esta modalidad de denomina “levantadas”). En el caso del 43% restante, los dueños fueron despojados de los rodados después de sufrir amenazas con armas de fuego o cuchillos. La estadística no da cuenta de la cantidad de personas que resultaron heridas durante estos ataques. Durante 2020 al menos cinco motociclistas murieron víctimas de este tipo de delito.
Santucho confirmó que dos trabajadores del sector aún sufren las consecuencias de la ola de inseguridad. “Uno se encuentra internado en el hospital Padilla por la puñalada que recibió y otro espera recolectar fondos para ser operado luego de la paliza que le propinaron -detalló-. Vemos solidaridad de los tucumanos con nuestro pedido. Los que no nos acompañan son nuestros gobernantes con políticas eficientes para brindarnos seguridad. Los tucumanos estamos hartos de vivir en este estado de inseguridad permanente”.
El trabajo estadístico arroja otro importante dato para tener en cuenta: los horarios en los que se registran los robos. Con 44 robos, la franja horaria de 12 a 18 es la más afectada. Le siguen de 6 a 12 (con 36), de 18 a 24 (con 31) y de 0 a 6 (con 21). Es decir que más del 70% de los hechos se produjeron a la luz del día. Para tener en cuenta.
El gremialista consideró que los números del informe no son exactos, porque no se denuncian todos los casos: “la desilusión de los ciudadanos es muy fuerte porque ven crecer diariamente ese mercado negro que se nutre del delito. Les pedimos a los tucumanos que no compren cosas robadas porque seguramente estará manchada con la sangre de otra persona”.
“Para resolver parte de este problema hacen falta políticas de seguridad. Necesitamos un Estado presente que mire las cifras escandalosas de la cantidad de robos que hay. ¿Cómo es posible que en estos días la novedad sea que 1.500 jóvenes son el elenco estable de motochorros en la provincia? ¿Cuál es la respuesta que darán el Gobierno o el ministro de Seguridad (Claudio) Maley?”, se preguntó Santucho.
Cuestión económica
En base al informe al que tuvo acceso LA GACETA, las motos más buscadas por los ladrones son las consideradas de primera línea, no las de alta gama. La marca Honda, por ejemplo, con 57 unidades robadas, duplica a la nacional Motomel, que llegó a 27.
Al estar registrados los modelos de todas las motos que fueron robadas durante enero se pudo hacer un cálculo. Según el valor de idénticos rodados modelo 2018, y haciendo un promedio de todas las ofertas que se brindan en Mercado Libre, se estima que a partir de la cotización de las 132 motocicletas el botín obtenido supera los $ 18 millones mensuales, los $ 4,7 millones semanales y los $ 600.000 diarios.
“Sentimos el impacto. No hay dudas”, explicó Esteban Lamontanaro, propietario de un negocio de venta de repuestos que tiene sucursales en varios puntos de la provincia y además presidente de la Cámara de Comercio de Yerba Buena. “La venta de artículos de las marcas más costosas ha bajado considerablemente. Por ejemplo, las cachas de las Honda o de las Yamaha. Eso significa que los delincuentes roban las motos, las desarman y luego las venden por partes”, indicó el empresario en una charla con LA GACETA.
“Es lógico que cada vez se roben más motos de las marcas internacionales. Los repuestos de esas unidades son los más costosos y además están ajustados al dólar”, apuntó Hugo Herrera, empleado de un comercio.
“Las motocicletas son el principal medio de movilidad de los trabajadores. La crisis ha golpeado muy fuerte los bolsillos y siempre buscarán la manera de gastar menos para tener en condiciones sus unidades -añadió-. Por ese motivo el mercado negro se transformó en una gran alternativa para ellos”.
Las concesionarias de motos también observaron cierta disminución en la venta de unidades. “No podemos decir que es porque se están robando más motos. Creemos que tiene que ver con la difícil situación que atraviesan los hogares argentinos. Una moto de primera línea, no de alta gama, supera los $300.000, una importante suma a la que no todos pueden acceder por medio de un crédito y, mucho menos, pagando de contado”, analizó un vocero del sector.